25 de septiembre de 2008

Deseos.

Siento una extraña sensación. No es nada malo, quizás es el desconocimiento de lo que siento en este momento. Solo quiero cosas sencillas y simples. Ya no quiero más parafernalias e hipocresías baratas.
Deseo tardes de descanso, conversación y algo bueno de comer. Noche de cervezas, música, caminatas y conversaciones largas e incoherentes. Mañanas de silencio e inspiración.
Deseo un parque para tenderme en el pasto, un helado de chocolate con almendras, caminar sin rumbo por providencia, ir a la playa a escuchar el mar. Deseo días de deliciosa lluvia, noches de tibio calor y mañanas de refrescante sol. Deseo un balcón para admirar la ciudad mientras escucho una buena canción, un libro cautivante y momentos que fotografiar. Deseo que tomen mi mano y me lleven a pasear, que me abriguen y cobijen si hace frío, que me sirvan algo helado si hace calor y compartir algo delicioso si es que tengo hambre. Deseo que alguien entienda mis silencios y admire mis (pocas) palabras, que me escriban cosas y lean las mías, que aprendan de mi y a la vez me enseñen todo nuevamente.
Si, lo se. Deseo cosas demasiado difíciles.

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